Se sabe con certeza que muchos animales son capaces de predecir las catástrofes naturales, aunque no tenemos una explicación de cómo lo hacen. Hay numerosos casos que sirven como ejemplo de esta capacidad de los animales. Cerca de las dos de la mañana en la aldea de Nicolosi, situada en la ladera del volcán Etna, una familia dormía profundamente. De repente fue despertada por los siete gatos de la familia, que empezaron a maullar con desesperación, arañaban la puerta y saltaban enloquecidos contra los cristales de las ventanas.-¡Todos afuera! – gritó el padre.Sin detenerse a buscar nada, todos salieron al exterior. Segundos más tarde la tierra comenzó a temblar. El volcán había vuelto a entrar en actividad. Las casas se movían. Por fortuna, todo volvió a la normalidad en un breve espacio de tiempo, pero podría haber terminado de manera muy distinta.Algo más impresionante sucedió en 1944 en Friburgo de Brisgovia, durante la segunda guerra mundial. Hasta ese momento la ciudad se había visto libre de bombardeos aéreos. Estaba anocheciendo cuando los ocupantes de una residencia para ancianos fueron presa de una gran excitación. Se dieron cuenta que los patos en el estanque, que normalmente estaban tranquilos, no dejaban de graznar. Temiendo que fuera algún tipo de presagio, los ancianos decidieron bajar al refugio antiaéreo. Apenas lo hicieron empezaron a escuchar las sirenas y poco después estallaron las primeras bombas.En aquella hora resultó destruida la mayor parte del casco antiguo de la ciudad. Hubo más de tres mil muertos. Una bomba había destruido, ya al principio, la residencia. Los patos del estanque estaban muertos. Los ocupantes de la casa, en cambio, sobrevivieron.Aún existe en Friburgo un monumento a los patos, con esta inscripción: "La criatura de Dios acusa".Se han podido hacer unas pocas mediciones al respecto en la ciudad de Valdivia, en Chile ya que allí se producen muchos movimientos sísmicos. Se ha detectado que los caballos se ponían a relinchar cinco segundos antes de cada movimiento, temblándoles todo el cuerpo. Un faisán anunciaba cada temblor con un sonoro cacareo, unos diez segundos antes de que la gente lo notara. Las sacudidas más ligeras, que no preocupaban a la gente, eran sentidas con tanta intensidad por los perros que sus lastimeros aullidos se oían en toda la ciudad durante varios minutos. Otros animales, como las ovejas y gallinas se mostraban totalmente indiferentes a los movimientos sísmicos.En el caso de las hormigas esta previsión les salva la vida. En Tashkent, científicos soviéticos observaron cómo millones de hormigas abandonaban sus laberintos subterráneos una hora antes del primer temblor de tierra, permaneciendo a la luz del día. De haberse quedado en el interior del hormiguero, el terremoto las hubiese aplastado a todas.En las minas los que salvan sus vidas son los obreros. Antes de que ellos se den cuenta de que iba a hundirse una galería, las ratas salían de sus agujeros, chillaban furiosamente y corrían desconcertadas de un lado al otro. Eso constituía la señal de alarma para ellos, que abandonaban la galería lo antes posible. Dado que eran sus "salvavidas" los mineros tenían gran apreciación por las ratas subterráneas y las alimentaban.No sabemos con certeza como logran estas predicciones. Seguramente tienen una sensibilidad muy superior a la nuestra y además, siguen sus instintos, cosa que las personas no hacemos con frecuencia.
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